Hola a todos, desde Prevención Utmac queremos compartir el siguiente texo relacionado con los riesgos psicosociales en el trabajo:
Consecuencias de la mala organización de la jornada:
Las consecuencias de una mala organización de la jornada (que a su vez pueden ser causa de otros accidentes) son, entre otras:
- Fatiga
- Alteraciones del sueño: Insomnio, dificultad de conciliar el sueño, despertares nocturnos...
- Fatiga crónica que produce alteraciones de tipo nervioso (dolor de cabeza, irritabilidad, depresión, temblor de manos, etc.), enfermedades digestivas (náuseas, falta de apetito, gastritis, etc.) y del aparato circulatorio.
- Alteraciones de la vida social, que se traducen en problemas familiares, pérdida de amistades y de un entorno de soporte, sensación de vivir aislado...
- Problemas en la actividad profesional: menor rendimiento, menor calidad del trabajo...
Los perjuicios de la mala organización de la jornada no siempre se detectan de manera fácil. Ello es debido a que:
- Muchos de ellos no se manifiestan hasta muchos años después de mantenimiento de un ritmo inadecuado.
- Se produce una autoselección, de manera que los trabajadores que no pueden soportar esos horarios abandonan el sector.
No podemos basar nuestro trabajo diario en la continua improvisación o someterlo a la tiranía de la creación exenta de compromiso con todos los participantes en el proceso. Tampoco debemos aceptar como normales, organizaciones del tiempo más propias de la edad media que de nuestros días. El peligro que corremos a menudo es el de aceptar esta situación como normal y terminar en lo que se denomina “autoexplotación”. Es decir, cumplimos con los objetivos fijados, sea cual sea el esfuerzo a realizar, convirtiendo la normal y necesaria motivación, en una exigencia inhumana a la que nos sometemos voluntariamente y a veces hasta con orgullo. (“Estoy haciendo una gira de rock y llevamos seis noches sin dormir....” dice orgullosamente el técnico sin ser consciente de los riesgos que tal situación le conlleva). Algunas ideas nobles se usan para tapar errores burdos de planificación y organización, cuando no
una mala planificación a sabiendas, que conllevan acumulación innecesaria de horas de trabajo. La idea extendida de “el espectáculo ante todo” debe ser substituida por “el espectáculo ante todo... si se puede”. De la misma manera que ajustamos los medios materiales de los que disponemos con relación a los
objetivos, debemos también ajustar los medios humanos y consecuentemente las jornadas de trabajo.
La dificultad del cambio en el sector reside en el hecho que, siendo el espectáculo intensivo en mano de obra, cualquier modificación en este campo comporta un fuerte incremento de costes. Muchos empresarios que quisieran mejorar las condiciones horarias del trabajo se encuentran compitiendo en
costes con empresas que no los respetan. Es necesario mencionar también otros riesgos y fenómenos característicos de nuestro sector que tienen relación con la distribución de la jornada y la carga de
trabajo. A menudo se recurre a fármacos o drogas para poder sobrellevar el ritmo necesario. Las consecuencias son farmacodependencias y drogodependencias que suelen ser a su vez origen de otros riesgos de accidente. (¿No es mejor adaptar el trabajo a la persona que no al revés?)
Cabe también mencionar las alcoholemias que suelen originarse debido a las demoras en el trabajo (pausas y períodos de inactividad en el interior de la jornada) y que también originan, a parte de un riesgo de pérdida de la salud, otros accidentes debido a la pérdida de facultades que el alcohol provoca.
Debemos mencionar también que los horarios irregulares y los desplazamientos dificultan una correcta alimentación. Establezcamos pausas adecuadas para las comidas y intentemos mantener una dieta sana y
saludable.
Consecuencias de la mala organización de la jornada:
Las consecuencias de una mala organización de la jornada (que a su vez pueden ser causa de otros accidentes) son, entre otras:
- Fatiga
- Alteraciones del sueño: Insomnio, dificultad de conciliar el sueño, despertares nocturnos...
- Fatiga crónica que produce alteraciones de tipo nervioso (dolor de cabeza, irritabilidad, depresión, temblor de manos, etc.), enfermedades digestivas (náuseas, falta de apetito, gastritis, etc.) y del aparato circulatorio.
- Alteraciones de la vida social, que se traducen en problemas familiares, pérdida de amistades y de un entorno de soporte, sensación de vivir aislado...
- Problemas en la actividad profesional: menor rendimiento, menor calidad del trabajo...
Los perjuicios de la mala organización de la jornada no siempre se detectan de manera fácil. Ello es debido a que:
- Muchos de ellos no se manifiestan hasta muchos años después de mantenimiento de un ritmo inadecuado.
- Se produce una autoselección, de manera que los trabajadores que no pueden soportar esos horarios abandonan el sector.
No podemos basar nuestro trabajo diario en la continua improvisación o someterlo a la tiranía de la creación exenta de compromiso con todos los participantes en el proceso. Tampoco debemos aceptar como normales, organizaciones del tiempo más propias de la edad media que de nuestros días. El peligro que corremos a menudo es el de aceptar esta situación como normal y terminar en lo que se denomina “autoexplotación”. Es decir, cumplimos con los objetivos fijados, sea cual sea el esfuerzo a realizar, convirtiendo la normal y necesaria motivación, en una exigencia inhumana a la que nos sometemos voluntariamente y a veces hasta con orgullo. (“Estoy haciendo una gira de rock y llevamos seis noches sin dormir....” dice orgullosamente el técnico sin ser consciente de los riesgos que tal situación le conlleva). Algunas ideas nobles se usan para tapar errores burdos de planificación y organización, cuando no
una mala planificación a sabiendas, que conllevan acumulación innecesaria de horas de trabajo. La idea extendida de “el espectáculo ante todo” debe ser substituida por “el espectáculo ante todo... si se puede”. De la misma manera que ajustamos los medios materiales de los que disponemos con relación a los
objetivos, debemos también ajustar los medios humanos y consecuentemente las jornadas de trabajo.
La dificultad del cambio en el sector reside en el hecho que, siendo el espectáculo intensivo en mano de obra, cualquier modificación en este campo comporta un fuerte incremento de costes. Muchos empresarios que quisieran mejorar las condiciones horarias del trabajo se encuentran compitiendo en
costes con empresas que no los respetan. Es necesario mencionar también otros riesgos y fenómenos característicos de nuestro sector que tienen relación con la distribución de la jornada y la carga de
trabajo. A menudo se recurre a fármacos o drogas para poder sobrellevar el ritmo necesario. Las consecuencias son farmacodependencias y drogodependencias que suelen ser a su vez origen de otros riesgos de accidente. (¿No es mejor adaptar el trabajo a la persona que no al revés?)
Cabe también mencionar las alcoholemias que suelen originarse debido a las demoras en el trabajo (pausas y períodos de inactividad en el interior de la jornada) y que también originan, a parte de un riesgo de pérdida de la salud, otros accidentes debido a la pérdida de facultades que el alcohol provoca.
Debemos mencionar también que los horarios irregulares y los desplazamientos dificultan una correcta alimentación. Establezcamos pausas adecuadas para las comidas y intentemos mantener una dieta sana y
saludable.