Recordamos cuando se creó MACSA (en octubre de 2004) que el fin perseguido era mejorar la eficacia y la gestión de la programación de los teatros dependientes del Ayuntamiento de Madrid, lo que suponía cambiar el modelo de gestión del Teatro Español y del Centro Cultural de la Villa de Madrid.
También tenemos presente en la mente las palabras que escuchamos a Sr. Chapman en los primeros contactos que mantuvo con el Comité de Empresa de MACSA. Todavía puedemos oír como MACSA se iba a convertir en la mejor empresa del mundo de la cultura, lógicamente para lógralo debíamos colaborar todos. Por parte del Comité la colaboración consistía en acelerar todo lo posible la firma de un convenio que supusiera plegarnos a las necesidades de la empresa, ignorando todo aquello que los trabajadores habían conseguido hasta entonces (vamos, empezar con una hoja en blanco en palabras del Sr. Chapman).
Se nos decía que era imposible hacer teatro con las condiciones laborales que veníamos disfrutando hasta ahora. Ignorando todos los años en los que con esas mismas condiciones laborales se había estado realizando todo tipo de programación en ambos centros sin el más mínimo problema.
Eso no importaba. Tenían grandes planes para nosotros y la Cultura Madrileña.
Un principio de la informática dice que si tienes un ordenador y funciona, no es conveniente que andes variando el software porque te puedes quedar con un ordenador inservible. ¿A qué viene esto?... nos da la sensación de que han tocado y siguen haciéndolo, el software de los teatros, nos da la sensación de que se están quedando con teatros inservibles.
Un principio de la informática dice que si tienes un ordenador y funciona, no es conveniente que andes variando el software porque te puedes quedar con un ordenador inservible. ¿A qué viene esto?... nos da la sensación de que han tocado y siguen haciéndolo, el software de los teatros, nos da la sensación de que se están quedando con teatros inservibles.
Lo cierto es que de llegar a ser la mejor empresa del mundo Cultural, estamos pasando a ser la empresa que ya no solo es cultural si no de gestión turística y de todo lo que le echen. Nos da la sensación de que a alguien se le ha ido la pinza, nos da la sensación de que todo esto les viene grande, nos da la sensación de que les falta visión, de que no tienen proyecto ni para la gestión de los espacios ni proyecto cultural.
Tiempo después seguimos sin convenio, hemos pasado por un ERE, estamos dividiendo en el tiempo y espacio la programación cultural por falta de recursos tanto económicos como técnicos. Faltan técnicos en los centros (aquí solo una reflexión, en la Opera de Viena Trabajan 300 Técnicos y mantienen, además, un elenco de 600 personas) esos técnicos desaparecidos en los colegios, si, esos técnicos son los que faltan.
Mientras tanto, mientras nos dicen que existen un sinfín de problemas presupuestarios, nos enteramos del coste de la las tres presentaciones de Madrid para conseguir los Juegos Olímpicos: unos 7.500 millones de euros.
Sin duda vamos camino de convertirnos en la mejor empresa cultural del mundo...
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